Algún día conquistaré las oscuras tierras de los puntos suspensivos. Ahí donde la conversación se lanza a la ambigüedad que permite la timidez del mensajero.
O que nos omitan, si total cada vocablo se pierde una vez pronunciado... las preposiciones se esconden en las hamacas y los sustantivos se encuentran en algún cul-de-sac. Los adjetivos, ay, los adjetivos... esos llegan, como héroes o villanos, llegan al alma.
Pero ya ni palabras ni sus falsas categorías. Letras? tampoco. Se diluyen como un cubito de azucar blanca en el café. Te desamargan un poco... depende. Como una idea cúbica, reliquia oxidada, sobre un pesado atril.
Y nos quedamos con nada. Con marcas discursivas que pretenden guiarnos pero en realidad no hacen más que desviarnos de nuestro camino. Como querer cruzar la barrera... esas barras rojas y blancas, vamos y volvemos vamos y volvemos.
Serás una pausa, un respiro, coma
serás mayúscula
Serás punto aparte, ahí tal vez encuentres eternidad.
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