Eso del fin de semana es un mito. Un mito que nos comemos todos los viernes hasta que abrimos los ojos los lunes por la mañana.
Me di cuenta de esto hace un par de días atrás, bajo la ducha.
Sábados y domingos son una ilusión, o más bien, un recuerdo que fue inserto en nuestras mentes. Recordamos durante los días de semana que tuvimos un fin de semana que en realidad no vivimos. Y así cíclicamente...ooo°°°ooo...
Es un hueco que nos inventamos. Es eso, una constructo social pero a un nivel psicológico y colectivo.
Nos la creemos de verdad, necesitamos creer en los fines de semana.
Corren en un plano temporal paralelo. Sacían nuestra necesidad de que existe un tiempo que trasciende... que va más allá de las cuatro paredes de la semana. (?)
Los fines de semana no pasan volando, nos atraviesan como fantasmas incorpóreos.
Pero a ver... me voy a desdecir un poco...
...no creo que no existan en realidad. Creo que existen una vez que logramos darles existencia en nuestras vidas. ¿Cómo hacerlo? No sé, cada uno encontrará cómo.
Si los fines de semana fueran un Dios, entonces no me declaro atea, sino agnóstica.
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